La despoblación de numerosos pueblos de España es uno de los problemas más graves del País.
España es un país diverso, en cultura y en su configuración espacial. Está dotado de todo tipo de accidentes geográficos, climas y características especiales en la que poder producir alimentos, productos y prestar servicios. Casi cualquier producto puede ser elaborado en el País, a excepción de los que no son competitivos por costes o porque no se ha podido crear su propia patente.
Si muchos de los pueblos que no se encuentran en la costa continúan un proceso de despoblación tan severo, los desequilibrios a los que se enfrentará el País serán más graves de los que se pueden apreciar. Si solo entendemos que hay que fijar la población al campo como elemento para preservarlo, obviamos problemas demográficos en las grandes urbes, desequilibrios en las rentas disponibles, una mayor desigualdad social y una reducción del actual y diverso abanico de producción de bienes y servicios del que disfrutamos.
La energía eléctrica, es y seguirá siendo, un elemento crítico para la competitividad del País. De todos es conocido que la demanda continuará creciendo, la electrificación de los sistemas de movilidad, los procesos de cálculo digital, blockchain, Inteligencia Artificial, la producción robótica, la sensorización universal, la gestión de las smart cities, etc.
¿Dónde se puede producir energía de forma masiva, de forma ecoeficiente (sostenible), rentable económicamente (sostenible) y con una justa repercusión social (sostenible)? La clave está no solo en todas las azoteas de las edificaciones de las áreas urbanas e industriales, sino también en el campo, en los términos municipales de los pueblos.
Los pueblos de interior que se están despoblando, no lo están haciendo por el mero gusto de vivir en grandes ciudades o porque la vida sea más agradable en las urbes, sino porque las rentas medias a las que se accede en estos pueblos son muy inferiores a las posibilidades que ofrecen las ciudades, porque las posibilidades de empoderamiento de las mujeres crecen al acceder a puestos de trabajo mejor remunerados, porque las ciudades les han arrebatado elementos productivos sin ofrecerles alternativas. Existen muchos estudios sobre las causas de la despoblación, donde se analizan servicios básicos, infraestructuras, conexiones, etc., pero una de las variables que más influye es la renta.
En la Comarca del Alto Guadiato de Córdoba, todos sus pueblos tienen en común un alto diferencial de la renta media por persona respecto a la media española. Esta situación no determina la pérdida de población por sí sola ni en exclusiva, pero sí afecta de forma sustancial. Esta casuística es la más comentada por los expertos consultados en los trabajos de planificación de agendas municipales que se están realizando en este territorio. Hay poblaciones que por su situación son prácticamente barriadas de la capital afectándole muy poco el proceso de despoblación, otras sufrieron el desmantelamiento de minas o incluso el cierre de centrales de carbón. Pero en todas ellas la renta media por persona es muy inferior a la nacional.
Los datos de renta expuestos en el gráfico anterior hacen referencia a la renta media por persona, para cada hogar, dividiendo los ingresos totales del hogar entre el número de miembros de dicho hogar.
España es uno de los países que disfruta de mayor número de horas solares de Europa. Por este motivo, es un territorio privilegiado para obtener energía solar, tanto por la situación geográfica, como por su capacidad de inversión, tecnología, redes de distribución eléctrica y empresas productoras especializadas en el sector.
Las ciudades y las explotaciones agrarias son dos de los vectores que más energía consumen en la actualidad. Las industrias y las empresas en las ciudades necesitan una energía que sea competitiva para seguir manteniendo su rentabilidad. Pero es en el campo donde se puede producir la energía más sostenible de forma masiva. Mi pregunta es: ¿Por qué no provocamos un cambio de tendencia en algunos territorios rurales en proceso de despoblación, fomentando que la industria de producción de energía renovable se instale allí y convierta a estos territorios en los más atractivos para consumir energía verde y económica? La energía renovable podría mitigar e incluso revertir la despoblación.
Los pueblos en fase de despoblamiento necesitan competir en renta disponible con las grandes ciudades. Su baja renta es un elemento fundamental por el que su población emigra. A estos territorios hay que dotarlos de redes de distribución eléctrica, fomentar el emprendimiento local de producción energética, potenciar que las grandes productoras nacionales tengan presencia y solicitar que la energía producida allí pueda revertir en el uso directo que hagan estas poblaciones, a un precio más competitivo que los territorios que no pueden producirla.
Si en las ciudades que se produce mayor PIB es donde los ciudadanos acceden a mayores niveles de renta, una intervención basada en la cooperación público-privada para producir energía renovable puede hacer que el PIB rural de algunos territorios beneficie directamente a sus empresas, reduciendo sus costes de producción, haciéndolas más competitivas y procurando mayores rentas a la población.
Los territorios se despueblan porque alguien decidió que las infraestructuras fueran radiales hacia las grandes capitales, porque los organismos oficiales estuviesen centralizados en estas ciudades, porque el transporte ferroviario se centrase solo en las líneas más rentables desde un punto de vista economicista, porque las mejores vías de comunicación conectasen solo a algunas ciudades, porque los subsidios agrarios que llegan a la población no evolucionasen para revertir situaciones de supervivencia, porque la transición energética no fuese del toda justa con los territorios que producían carbón o que lo utilizaban para producir energía. Quizás, en el pasado, fuesen buenas decisiones para concentrar a la población, aumentar el PIB y conseguir ciudades más competentes y competitivas. Pero es que Europa y España necesitan mantener una red de ciudades pequeñas y pueblos que garanticen el equilibrio territorial y la competitividad del País para producir bienes y servicios estratégicos. Seguro que hoy será una buena decisión apostar por estrategias que reviertan la despoblación para que los pequeños pueblos de interior produzcan y cuenten con la ventaja competitiva de una fuente de energía más verde y más barata que las grandes ciudades que no la producen.
Artículo publicado en la Cátedra Energías Renovables Responsables de la Universidad de Alcalá de Henares.