Hoy, en un chat de WhatsApp han denostado que entre los integrantes estemos personas de tradición católica. Tal conclusión ha sido extraída de las repetidas felicitaciones que hemos hecho por una conocida onomástica. Es tradición nacional felicitar por los santos.
La tradición es incluso fuente del derecho latino y anglosajón. La tradición acoge a ritos sociales, mercantiles, culturales, religiosos y de comportamiento. Ya sea por motivos religiosos o laicos, es uno de lo pilares de entendimiento de las relaciones humanas y, por supuesto, empresariales.
Tradición pagana o religiosa, en España es difícil separar dos acepciones que nos llevan a celebrar aspectos socio culturales en fechas determinadas.
Entre muchas otras variables, la cultura empresarial es un elemento esencial para que una empresa tenga éxito. Si para cada acción necesitamos una instrucción, si ante la falta de una instrucción concreta solo podemos recurrir a argumentos de acción propia sin consenso, la evolución del estándar de los productos será diversa.
En España, con 50 años de edad, se tenga la creencia confesional que se tenga, es muy difícil afirmar que la religión católica, la tradición judío- cristiana, no ha tenido efecto sobre nuestro comportamiento y forma de actuar. Al igual que cuando se trabaja en una empresa u organización por más de 10 años es complicado no haberse impregnado de sus tradiciones.
Modelo de trabajo que contemple la tradición.
Para que los usos y costumbres se conviertan en habituales debe recorrerse un tiempo de acción continua y repetitiva, que de un modo ejemplar podamos asumir como modelo de trabajo. Es aquí donde la tradición, la cultura o llamémosle la religión de una empresa, toma un lugar ejemplar más allá de normas de obligado cumplimento.
Distinto será el resultado obtenido atendiendo al uso benigno o maligno que hagamos de la cultura, tradición o religión. La bondad o no atribuida dependerá del uso humano que hagamos de ella, que puede ser contra alguien o a favor de la organización con respeto a las normas de convivencia generalmente aceptadas. Aquí la tradición es la que nuevamente marca esas normas.
Sí, soy católico, sí hay opiniones anticlericales que tendrán sus argumentos perfectamente desarrollados, pero en un sistema de convivencia, la tradición es fundamental para provocar un buen entendimiento y disfrute, sobre todo en nuestra empresa.
Me gustaría creer en las empresas donde trabajo fomentamos la construcción de tradiciones que hagan más agradable el trabajo diario y confluyan en mejores resultados.