¿Cómo podemos hacerlo?
Hay que mejorar procesos, hacer las cosas mejor y para ello hay que conversar, pensar y construir si queremos mejorar los márgenes de beneficio.
¿Mejorar respecto a qué y para qué? Las personas que entienden de métricas siempre dicen que lo que no se mide no se puede mejorar. Yo estoy convencido de que hay que pensar qué es lo que nos gustaría mejorar y para qué. Es obvio que habrá que medir, pero medir es un medio, no un fin.
Me explico: En nuestra empresa tenemos que conocer cuáles son los procesos clave con los que creemos que competimos, qué procesos hace mejor nuestra competencia y a cuáles le dan mayor importancia los clientes en su proceso de decisión de compra y satisfacción.
Contestando a estas 3 preguntas, con qué creemos que competimos, cómo lo hace la competencia y qué le aporta valor al cliente, es cuando podemos decidir qué procesos hay que mejorar. Mejorar para competir en un mercado que tras del Covid-19 va a cambiar al igual que lo ha hecho en la transición de las anteriores eras.
Hace días, mi primo, que es un gran especialista en la distribución, me dio una magnífica lección comentándome una de sus conversaciones con un distribuidor minorista: «¿Tú tienes una tienda para sentirte bien o para tener beneficios? Pues si a tus clientes les puedes dar el producto que necesitan a un mejor precio y un mayor beneficio para ti, no lo dudes. Si por el contrario, te da igual proveer de lo que necesitan y te da igual tu beneficio, cierra y te quitas de problemas».
La combinación de procesos y márgenes
El beneficio no es el único fin en una empresa, es más, según la empresa, sector y el momento, continuar aumentándolo como único objetivo puede no tener sentido, ya sea por imposible, por las repercusiones negativas que conlleva o porque frustre los valores y el verdadero propósito empresarial.
Ahora, no tener beneficios en una empresa es como quitarle a un coche la capacidad de desplazarse. Será un coche bonito, en el que cuando nos sentamos estamos muy confortables, que no contamina, etc,… pero si no tiene la capacidad de llevarnos a dónde queremos no es un coche, es una silla bonita.
Decidir con qué procesos vamos a competir está ligado directamente con los márgenes de estos procesos. Debemos apostar por aquellos que construyendo mayor beneficio nos permitan competir en mejores condiciones para el mercado.
Mejorar procesos y márgenes de beneficio son variables de una misma ecuación. Son variables que tenemos que tener muy bien identificadas, analizadas, protocolizadas, que podamos utilizar en una estrategia empresarial que encuentre problemas y los resuelva, tal y como nos recomienda Tom Peters.
El mundo de la cocina es un magnífico ejemplo demostrativo del juego de variables que hay que hacer en la materia de empresa que hoy nos ocupa: ingredientes, combinación, expectativas de los comensales, precio de las materias y tiempo disponible de dedicación a un determinado proceso de cocinado.
Al igual que al cocinar un buen almuerzo, hay que disfrutar de la construcción de una estrategia en la que apostemos por la combinación de procesos y márgenes.
¿Te ayudo a construir el Plan Estratégico de tu empresa? Llámame.